jueves, 31 de mayo de 2007

Morir lentamente


Neruda, amigo, fuerza que emerge del cielo como un rayo vivificador.
Palabras estimulantes que despiertan conciencias vencidas y morales abatidas.
Verdades para ojos ciegos.

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca,
no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las "íes" a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee,
quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.
Muere lentamente quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo
mucho mayor que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.


sábado, 26 de mayo de 2007

Amigos cercanos


Sin prever, sin saber cómo, sin buscar.
Encuentras a lo largo de tu vida momentos en los que otras almas soplan sobre ti, arropándote y arrullándote. Echan a los buitres negros de tu mente, despejan tu noche y te acercan el amanecer.
A veces son antiguos amigos con los que llevas años en una relación acostumbrada y rutinaria, con inercia permitida, encefalograma plano, que de repente te necesitan, confían en ti porque sólo tú reconfortas su tribulación, porque no encuentran quien comprenda su rompecabezas. Y te vuelves fuerte, orgulloso y generoso. Y escuchar el bien recibido te devuelve a ti el mismo bien, multiplicado.
Pero otras veces son personas que no te conocen ni conoces personalmente, que sólo sabes un poco de sus almas y ellas un poco de la tuya, muy poco... pero suficiente. Más que suficiente para sentirte cercano a ellas, a sus sufrimientos y a sus reflexiones, a su forma de ver la vida, a su deseo de ganar y vencer... y no llorar. Gente fantástica que navega por el éter, por encima de las indignidades y miserias de este mundo y de los fantasmas que lo pueblan. Gente que te acaricia las entrañas con sus pensamientos y sus sentimientos, que abre sin querer las cárceles que tienes candadas por impotencia y miedo.
Gracias a vosotros y a vosotras. Amigos y amigas.
Gracias por echar a los buitres negros.
Gracias por estar donde estáis y por ser como sois.

viernes, 18 de mayo de 2007

Esfuerzo inútil


Este pelear con la vida. Qué invento el de esta vida, camino de piedras y guijarros que nos llagan los pies, camino de dificultades y obstáculos interpuestos para hacernos sudar, sufrir y pelear día tras día.
Dificultades a las que no podemos sustraernos; somos empujados a seguir adelante, hacia los obstáculos. No podemos renunciar a seguir caminando. La misma fuerza ingrata que nos impulsa desde atrás es la que nos planta los escollos por delante. La misma vida.
No hay escapatoria... seguir y seguir adelante... más y más obstáculos.
¿Renunciar? No puedes, o sí, pero con una solución que no es válida: renunciar a la vida misma, quitarte de en medio, desaparecer...
No, no es válido. Suicidarte no es válido, no sirve, no ganas. Sólo pierdes.
Únicamente te queda seguir adelante, salvando obstáculos, peleando en un esfuerzo inútil. El esfuerzo inútil de luchar con todas tus fuerzas contra un obstáculo, y vencerlo, y cuando te dispones a alegrarte por haberlo conseguido... otro obstáculo, y vuelta a lo mismo, y lo vences... y te dispones a alegrarte... y otro obstáculo... y otro... y así.
Así la vida entera... esfuerzo inútil, alegría efímera.
¡Qué ingenuos somos! ¡Menos mal!
Bendita ingenuidad.
Y bendita rebeldía que nos hace vencer una y otra vez, y lanzarnos de nuevo a la pelea para conseguir la efímera alegría. Un día y otro día, ingenuos de que no habrá más obstáculos, de que después del último vencido no vendrán más, de que el camino será de rosas y claveles. ¡Vencedores ilusos!
Benditos los ingenuos, y los rebeldes, y los locos, y los luchadores, y los amantes, y los alegres, y los vividores. Sois la sal de la vida, la sal del mundo.

domingo, 6 de mayo de 2007

A mi manera


Sí, ya sé… es una expresión tan manida que a veces aburre, sobre todo cuando la oyes en boca ligera.
Sin embargo, es una expresión hermosa cuando estás solo contigo, tú solo, con el celta que se esconde de ti… dentro de ti.
Un pensamiento que tiene la fuerza del viento, que te iza y te ondea libre, que te hace volar como ave solitaria. Que te hace respirar hondo y te limpia.

A mi manera…
A mi distancia de las cadenas, de las costumbres y de los fantasmas.
A la manera mía, a mi forma de ver la vida, a mis ganas de vivirla, a mi manera de ser, a mi locura, a mi fe.
A aprovechar mi tiempo regalado.
A encontrar a seres como yo, libres que buscan libertad.
A no esperar que la vida te lleve, a buscar diamantes fuera del sendero, a no ser borrego en tropel.
A no permitir que te dobleguen, a no contagiarte de la infamia, a no ser un necio.
A tener tu propia luz y ser tu propio candil.
A esperar que personas como tú, que lees esto y me entiendes, que piensas cada frase que lees, que haces un hueco a cada pensamiento, me digas que tú también…"a tu manera".
A mi vida… y a la tuya, a tu manera y a la mía. ¡Libres! ¡A nuestra manera!
Porque no renunciamos. Porque el camino es muy corto:

Al brillar un relámpago nacemos,
y aún dura su fulgor cuando morimos;
¡tan corto es el vivir!
La Gloria y el Amor tras que corremos

sombras de un sueño son que perseguimos;
¡despertar es morir!