martes, 23 de diciembre de 2008

Felices días


Ya sé que a mucha gente no le gustan estos días, por unas razones o por otras.
Y son comprensibles, y lo entiendo bien. Quizás alguna vez me encuentre entre ellos.

Pero todavía a mí me gustan.
Por los recuerdos de vivencias pasadas, felices y llenas de ilusión.
Por las ganas de revivirlas, o recordarlas al menos.
Y porque todavía hay mucha gente a mi alrededor con quien celebrarlas, personas cercanas y alegres, cuya alegría se me contagia (aunque otros ya no estén y su recuerdo se haga presente).
Esta gente hace que pierda la tristeza, olvide lo que no merece la pena recordar y medite sobre el valor que le damos a tantas pequeñeces de la vida... castillos de humo que creamos en ella de forma baldía.

A todos quiero felicitar.
Que paséis al menos unos días felices, alegres y tranquilos.

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viernes, 5 de diciembre de 2008

Escritores del amor



No sé escribir sobre el amor.
Es mi vida, mi alegría, mi tormento, mi motor y mi muerte... pero no sé escribir sobre él.
Su fuerza y su sentimiento sobrepasa mi inteligencia.
No puedo llegar a sus talones, soy una hormiga y él un gigante.
No puedo hacerlo.

Pero hay personas, llenas de amor, que lo saben tratar de tú a tú.
Que escriben y expresan magistralmente el sentimiento y la sensación de gusano inquieto que el amor te produce en las entrañas y en el pensamiento.
Al leer sus palabras y sus frases, sus poemas y sus prosas, reconoces a la primera a tu compañero.
El que desde siempre, desde joven, y de mil maneras, te ha acompañado y acompaña todavía tu paseo por el mundo, desde dentro. El que hace que estés vivo. El que te hace ver un dios o una diosa en esa persona cierta.
Tu dios o tu diosa en este viaje particular tuyo.

Descripciones y narraciones magistrales realizadas por personas especiales, que sienten y viven el amor en todo su esplendor y en toda su profundidad.
Que te hacen sentir cómodo o incómodo, pero nunca indiferente.
Da gusto leerlas.
Da gusto conocerlas.
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jueves, 20 de noviembre de 2008

Condena



Porque hago daño.
Porque fallo a quien no debo sin quererlo.
Porque suelto la mano que confía en mí en busca de un aliento.

Cuántas veces lo he hecho y lo estaré haciendo...

Cuando rompo la alegría de su rostro sin consciencia.
Y el remordimiento roe sin piedad en mis adentros.
Cuánto duele la herida de quien quiero,
si esa herida se provoca por mi empeño.

Al viento y al aire se lo he dicho,
que el viento lo diga a quien escuche.
Que la pena no quiero que se guarde,
porque quiero que se pague como debo.

La tristeza y la caverna son el precio... como siempre.


(repitiendo)

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domingo, 16 de noviembre de 2008

Experiencias revividas


No sé por qué, a pesar de haber nacido y vivido siempre en ciudad, me ha llamado tanto la atención y me ha gustado tanto el campo y los pueblos.
Quizás por los breves espacios de tiempo veraniego que, de niño, pasaba con mi abuela en su casa de pueblo.
Por su bodega, su desván, su corral, su chimenea enorme de campana, sus trastos viejos....
Por mi tío abuelo que me llevaba a pescar cangrejos después de haberme pedido que le consiguiera algunos pardales con la escopeta de balines para hacer de cebo, que me llevaba a buscar la leche a casa del vaquero, que me enseñaba los toros bravos cuando pasábamos entre ellos con su “dos caballos” gris.
Quizás por el carácter noble y el trato directo de la gente.
O por estar siempre al aire libre, o por ver corretear las gallinas y los pavos delante de los perros, o por ver pasar los carros de bueyes cargados de heno hasta los topes, o algún mozo “espatarrao” encima de un burro corriendo a todo correr por el pueblo (¡qué envidia!).
¿Por tantas cosas, quizás?

Lo cierto es que siempre deseé vivir en el campo, por eso también me han visto siempre como un bicho raro. Porque mis amistades, mi profesión y mi ambiente no “pegan” con eso.

Sin embargo sé que yo sí pego.
Por eso desde joven soy campero (¿campestre?).
Recorrí campings, pueblos, montes, ríos y costas, antes que ciudades y países. Y lo sigo haciendo.

Por eso me está gustando ahora revivir experiencias infantiles del pasado rural, saludar a gente que acabo de conocer y me preguntan sin pudor y sin respeto por mi vida, mi edad y mis aficiones.
Y me cuentan las suyas.
Que me dan los buenos días, sin conocerme, y me dicen: “Qué tal andamos hombre, hace frío... ¿eh?”. Sin hablarme de usted.
Que, sin conocerme, me ofrecen su ayuda y su amistad, su “caozo”, su rastrillo, su tijera podadera, sus consejos, y terminan diciendo: "para lo que quieras... aquella casa de la chimenea alta al fondo a la derecha es también tu casa".
Aunque sólo sean los fines de semana.

Por eso me gusta aquello.
Y es que cuando vuelvo aquí ya no me gusta la mirada de la gente, desconfiada, ajena, extraña.

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viernes, 24 de octubre de 2008

Aprender a bailar bajo la lluvia


Es el consejo de una buena amiga.

Aprender a superar las dificultades... y bailar.
Bailar mientras vivamos, sin rendirnos.
Bailar para “vivir”.

Una frase tan simple... y tan espléndida.

Seis palabras que expresan el triunfo en una vida.
Una frase de vida contra esa muerte que empeñamos encontrar en rincones oscuros.
Porque llueve...

Baila... baila bajo la lluvia.
Aprende a bailar con ella.
Vive... sé feliz.
Baila... baila aunque llueva.

Gracias, amiga.
Quédate cerca.

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domingo, 19 de octubre de 2008

Vivir lejos de uno mismo



Lejos...
A kilómetros de distancia.
Ignorantes de nosotros mismos.
Extranjeros en nuestra propia vida.

Sólo conscientes de dónde estamos, de quiénes somos, cuando un fino hilo tira de nosotros recordándolo.
Ese hilo que odiamos tanto.

Insatisfacciones, depresiones, ansiedades...
Vulgaridades, simplezas, necedades...

¿Tan difícil es volver a casa?
¿Tan difícil es querernos algo?

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viernes, 10 de octubre de 2008

Enésima vez


Por más que se repita al cabo de una vida, de unos siglos, y de la historia toda de la humanidad entera, nunca desaparecerá la costumbre del hombre de tropezar con la misma piedra.

Una costumbre tan arraigada en su seno que parece imposible arrancarla de su alma.
Qué obsesión con poner el pie en la misma trampa...
Qué manía con volver al mismo agujero...

No será por masoquismo, ni tampoco por ceguera.
Será por la decisión independiente y libre de cegarse voluntariamente para imaginar que lo que hay no existe.
No es y no está. Porque lo digo yo. Y yo no quiero.

¿Por qué volvieron a poner el canto en el mismo sitio?
El canto estaba....
Mentira ... ¡mentirosos sinvergüenzas!

La verdad para el hombre es que el mundo le odia.
Se empecina en hacerle ver realidades que no existen. No existen porque el hombre lo cree y lo dice. El mundo se equivoca. Y basta.
Lo peor es que la vida también se equivoca entonces.

Por enésima vez el hombre tropieza.
¿Cuándo llegará a apartarse de la maldita piedra?
Decidme amigos...
Y después de la enésima, ¿cuánto falta?

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viernes, 26 de septiembre de 2008

Bienaventurados


Los locos.
Los que os rebeláis contra las normas corrompidas.
Los que buscáis la verdad y huís de la injusticia.
Los que despreciáis la hipocresía.
Los que sangráis cuando veis el sufrimiento.
Los que tenéis el espíritu apacible y el corazón blando.
Los bienintencionados, los justos.
Los que añoráis la libertad como los pájaros del cielo.
Los que no dejáis que os confundan, ni os confundís con espejismos.
Los de mirada limpia.
Los que estáis enamorados.
Los que no sois cuerdos.

Vosotros...
Tesoro escaso, escondido, oculto.

A vosotros quiero encontrar... quiero veros.
Quiero con vosotros compartir mi existencia.
Quiero contagiarme.
Quiero enriquecerme.
Quiero que riamos juntos y lloremos juntos.
Quiero que muramos juntos.

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sábado, 6 de septiembre de 2008

Recuerdos


¿Con quién hablas, amigo?
¿Con quién compartes las dudas y el sentimiento?
¿Quiénes son esas figuras borrosas que se te acercan?
¿Tus compañeros?

No lo sé, niño.
No tuve padres, no tuve hermanos, ni tuve amigos.
Sólo fantasmas que me quisieron... fantasmas a los que quise... fantasmas que ya se fueron.
¿Hablo con alguien? ¿Acaso puedo?

Amigo, ¿te has hecho viejo?
¿No te das cuenta?
¿No ves que miras al horizonte cada momento?
He visto fotos tuyas.
¿Desde cuándo en tus ojos reina el desierto?

No lo sé, niño.
¿Me los cambiaron? ¿No son los mismos?
Ya no me acuerdo.

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lunes, 25 de agosto de 2008

Ficha


Ficha de dominó, de parchís, o lo que seas.
¡Vieja! ¿Cuánto crees que durarás?
Gastada por los manoseos y encontronazos...
¡Ay, aquellos sueños lozanos!
Estás cansada de jugar ya y no me extraña.
De esas vueltas sin sentido, de figuras inservibles, de la mesa sucia y vieja.
Te cansaste de los dedos insensibles que te mueven.
Del olor a rancio.

Si te cuentan que otros lares son más limpios, que otras mesas son más nobles, que otras manos más honestas... a pesar de que el marfil no brille en ellas...
El encanto de una lumbre, unas risas nuevas, un quehacer no obligado, un paseo libre y puro, una gente limpia, un aire sano.

Puede que allí consigas limpiar la mugre que te mata, que se templen los nervios y el corazón enmudezca... tú me entiendes.
Que las gallinas te contagien su simpleza.

Anda... vámonos con ellas.
A echarles de comer (... pitas, pitas), a hacer fuego, queso y vino.
A leer mucho y a pensar algo. Y a mirar al firmamento.
Aunque sólo sea a ratos, eso es lo que deseo.

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domingo, 17 de agosto de 2008

Olimpiadas


No querría soltar ningún tópico.

Admiro el esfuerzo de los atletas.
Su sacrificio personal y su entrega.
Aunque me rebele contra su manejo y su enjaulamiento.
La utilización de su esclavitud en beneficio ajeno.
Su uso como objetos.

Qué diferencia con la “jet” de las estrellas.
Esos “señoritos” del deporte, los televisivos, los millonarios sin merecerlo.

Pero ahora no quiero aguar la fiesta.
Admiro y respeto a los atletas de verdad, a los que ahora vemos.
Porque me parece admirable su esfuerzo.
Porque yo no podría ser tan esclavo aunque pudiera.
Ni aunque supiera.
Porque no valgo ni una milésima de ellos.

¡Olé por todos ellos!
Se merecen esto y mucho más.
Mi aplauso convencido.
Para su esfuerzo.

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sábado, 2 de agosto de 2008

Vuelta...


Cuando los sueños intentan desvanecerse,
y gotas saladas asoman por las rendijas del alma,
cuando la utopía se escapa entre los dedos,
y la imaginación se fuga de forma callada,
cuando la unión con la fantasía se rompe...
... no desesperes.

Cuando vuelves a la vida pequeña,
cuando los eslabones que te sujetan se enganchan,
cuando la libertad se despide con la mano...
... no desesperes.

Cuando la morriña te acompaña,
y el lazo que en poco tiempo anudaste se deshiela,
cuando la eternidad se torna efímera,
y la pretendida inmortalidad perecedera,
cuando todo aquello suena a sones lejanos...
... no desesperes.

Guarda en un rincón del alma los recuerdos.
Guarda en otro rincón las esperanzas.
Y por nada del mundo renuncies a ellos.
Recuerda... Y espera...

Que nadie ni nada de esto te pueda.

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jueves, 3 de julio de 2008

Descansa


Querido blog, amigo, descansa.
Te dejo tranquilo durante este mes de julio.
Tú también mereces el descanso.
Agotado de acompañarme siempre, escuchándome pacientemente.
Aguantando mis neuras sin rechistar, soportándolas y descargándolas de mi espalda para cargarlas en la tuya.

Descansa... nos veremos a la vuelta.

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domingo, 22 de junio de 2008

¿Quién lo dijo?


¿Quién dijo que nacer supondría la felicidad, que abrir los ojos sería sinónimo de ventura, que el mundo que descubrimos un día sería un suave colchón de algodones?
Cuando nacemos no nos regalan el mundo, nos regalan la vida.
Y la vida es nuestra y está por hacer. El mundo ya está hecho.
Vamos haciéndola a base de errores y aciertos, facilidades y tropiezos.
A veces es culpa y mérito nuestro, a veces no... porque la suerte también existe, como existen las ayudas, los apoyos y las zancadillas.

Todo esto me viene a la mente a raíz de un comentario reciente de mi buena amiga Tchi.
“Hilvanar el presente entre el pasado y el futuro” es construir nuestra existencia.
Porque la vida no deja nunca de construirse, nunca se termina de hacer. Y nunca nada en ella es fijo y sólido, aunque ciertas condiciones y circunstancias materiales nos parezcan conseguidas y las veamos logradas... no significan nada en nuestro caminar.
Tan sólo la comodidad material, incluso el peligro de embotarnos el cerebro.

Hilvanar nuestra vida es tarea constante, irrenunciable si queremos seguir creciendo y “viviendo”, consiguiendo éxitos y superando fracasos.
Si pasamos de ello, seremos sólo ladrillos, materia, muertos en vida.

¿Debemos ser niños siempre? Ojalá fuera así.
Es la forma de ganar, de crecer, de conocer, como nos dijeron los sabios griegos.
Lo malo es que presumimos de adultos, nos gusta creer que dominamos la vida, que sabemos todo, que manejamos los hilos.
Cuanto más ignorantes e ilusos somos, más maduros nos creemos.
Más despreciamos a los inquietos inteligentes.
Más soberbios e inmóviles nos volvemos.
Ya no creo en la madurez humana como me la cuentan.
Prefiero la inquietud del niño.

¿Quién dijo que nacimos sentados?
Las manos y las piernas son para algo.
La mente y el espíritu, para mucho más.

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lunes, 9 de junio de 2008

¡Venga...!


Momentos de introspección cuando todo revolotea y bulle alrededor.
Cuando sientes extraña a la gente que te rodea y te solicita.
Momentos en los que miras al otro según te habla y no te importa.
Momentos en los que recuerdas otros momentos.

Deseos de que la vida sonría.
De que el corazón no tiemble ni se note.
De que el cuerpo se tranquilice y vuelva la paz.
Y la sonrisa aparezca sin llamar ni forzar tu puerta.

Silencio obligado... maldito ser.

Esa fortaleza tuya, conseguida con esfuerzo y heridas, parece que se agota.
Te está dejando.
Tú, que siempre creíste que levantarse de las cenizas era cuestión de voluntad y coraje.
Que sigues creyéndolo... para cuando la bota negra deje de pisar tu cabeza.
Invencible, cansado de la lucha, buscando recovecos por donde escabullirte para darle esquinazos a tu suerte.
Para burlarte, respirar hondo y hacerle una mueca.

Te queda la esperanza. Tu esperanza.
Todavía no te ha fallado, tu mejor amiga, o quizás la única.
Sin saber dónde vive, ni cómo se llama, ni cómo es... pero está contigo.

Ahora es primavera y empieza el verano.
Como siempre, y a contracorriente, el principio de año en tu alma.
Las uvas de los deseos con seis meses de retraso.
Cuando haces planes, cuando decides dejar atrás la vieja vida, cuando te vuelves joven y prometes mil cosas de futuro.
Cuando defiendes de ti mismo tu dignidad maltrecha.
Y juras y perjuras... agarrado de la mano de esa esperanza tuya.

Ánimo. No desfallezcas.
Vuelve a jurar y perjurar. Con uñas y dientes.
Enfádate... coño, lanza de nuevo el capote al aire.
Ponte el mundo por montera.
Este año pudiera ser.
Puede que vuelvas a sonreír de nuevo.
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sábado, 10 de mayo de 2008

Amigo mudo


Ocupas un espacio que nadie más ocupa.
Depositario de secretos y sueños que a nadie más confío.
Eres mi desahogo... en ti descansa mi pena, mi desasosiego y mi insomnio.
Eres mi otro yo, el de mi adentro.
El que no conocen ni sospechan quienes mi cara observan cada día.

No me veas siempre pesimista, por eso hoy te escribo.
Es cierto que mis alegrías te las confío pocas veces.
Sueles cargar con mis ratos de tristeza, desazón y nervios.
Pero sé que me entiendes, amigo invisible.
Porque eres mi apoyo cuando otro no encuentro.

Sé que me cuidas como yo a ti te quiero.
Que no nos engañamos ni dejamos que nos mientan.
Sinceros los dos, unidos, quietos.

A veces puede que nos tiente la idea de romper todo por inútil.
De separarnos y caminar cada uno por su lado.
Otras veces y otros amigos mudos sí lo hicieron.
Pero ahora no quiero. Tú me ayudas.
Porque siento tus manos por detrás, sobre mi hombro, en mi nuca.
Manos reales con dueño y nombre, desconocido... y cierto.
Manos que aparecen cuando no las espero.
Que asoman por la rendija que tú y yo, queriéndolo o no, ofrecemos.
Manos que agradezco.

Hoy, optimista, sin ese pesimismo que parece eterno.
Hoy quiero ofrecerte a ti el sol que brilla.
Para ti mi sol, el de hoy, con mi paz interna.
Y para esas manos...
Mañana será otro día, y otro momento vendrá... el que venga.

Aunkeduelas.

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domingo, 27 de abril de 2008

Otra vida


(Elucubraciones de viejo)

Cuando era más joven, allá por 1987, esta letra de Franco Battiato ya hacía mella en mi pensamiento. Su letra, su voz, su rareza, su soledad, o el conjunto de todo ello.
Mi romanticismo congénito, mi rebeldía innata contra todo, mis sueños de libertad... se alimentaban de este alimento, como de tantos otros.
Entonces, este disco (“Nómadas”) me ofrecía una visión de futuro.
Adaptaba su significado a mi propia esencia y a mi existencia de ese momento.... todo era presente y futuro. El pasado cabía en una cuna de bebé.
Era un futuro alcanzable, porque el futuro y el mundo cabían en mi puño.
Era invencible, todopoderoso, artista de mi propia vida.
Nada se rebelaba al moldeado de mi mano y mi voluntad.

Vuelvo a oír al cabo de los años esa canción... y me doy cuenta ahora de su significado profundo y completo.
Su significado desde una visión de vivencia, de experiencia, de pasado.
Ahora que el futuro no es tan amplio, que las cinchas están más claras, que los sueños tienen límites... que cuenta el ayer.
Ahora que he vivido tanto, que la vida y yo hemos pasado días y noches juntos.
Que hemos reído y hemos llorado.
La letra de Battiato florece ahora con todo el significado en mi mente.
Soy consciente de la fantasía de entonces... maravillosa.
Pero ya su significado es otro, expresa algo mío propio.

“Se quiere otra vida”...
Se necesita valentía para dar la vuelta.
Con ideas claras, la mente limpia y las fuerzas para hacerlo.
Una vez en mi vida las tuve, no hace tanto, y las seguí con ilusión y entrega de niño.
Con inocencia.
Di la vuelta abandonando el camino trazado.
Y recibí a cambio el guantazo más duro que la vida me ha dado.
Mala suerte. A veces se gana y a veces se pierde.

Ahora escucho de nuevo la letra de la canción.
Simple y sencilla. Profunda.
Y la siento otra vez mía... más mía:

...No sirven tranquilizantes o terapias.
Se quiere otra vida...

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lunes, 21 de abril de 2008

Llorones


Raza entrañable.
Raza y no especie.
La de los llorones de corazón blando.

No están de moda, no molan, no ligan, no despiertan pasiones.
Suelen pasar desapercibidos. No son nadie.
Pero es que hoy sólo despierta pasiones la imbecilidad (digo bien el término).
Y es mejor no despertar pasiones que ser un imbécil.

Me gustan los llorones.
Porque su corazón de oro es reflejo de sus emociones y sus sentimientos.
Porque son sinceros, porque son ingenuos, porque son auténticos.
Porque enseñan su alma... y porque la tienen.
No busco su inteligencia matemática, su valentía, su gracia, su simpatía, su éxito.
Para mí no valen nada.
No aportan nada a mi vida.
Busco su inteligencia emocional, su visión de la vida, sus ganas de felicidad inmensa.
El cariño, la cercanía, la sensibilidad... me llenan. Me desarman.
El “corazón blando”.

Si pudiera formar una banda de amigos con esos llorones que voy conociendo con el paso del tiempo... mi vida estaría más llena.
Soy vulnerable a los llorones... “mis llorones”.
Hacen de mí lo que quieren, soy un pelele en sus manos, un monigote de feria, un títere. Probablemente porque ellos no son tiranos.
Por eso me dejo y no puedo remediarlo.
Si quisieran, hasta podrían buscarme la ruina... pero no quieren.
Eso es lo bueno. Así son ellos.

Me iluminan los días en que los encuentro, algunos más conocidos, otros menos conocidos, otros desconocidos a los que conozco...
Son mi sal de esos días.
Lo que me hace esbozar la sonrisa.
Lo que me quita las penas.
Los entiendo y los quiero... puede que porque yo sea en lo más profundo otro llorón sin remedio.

Y hablo en genérico.... porque hay tantos llorones como lloronas... y todos son maravillosos.

Me gustaría corresponderles.
Intento ablandar mi corazón lo que puedo, o lo que me dejan las capas de hormigón que se han ido instalando con el tiempo.

Porque quisiera ser de verdad como ellos.
Quiero llorar y quiero verlos llorar... para sentirme vivo, para sentirme bien.

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domingo, 23 de marzo de 2008

Soledad


Vieja amiga.
Fiel compañera de los días y las noches.
Testigo callado de alegrías y tristezas.
Apoyo, comprensión y confidente.

No te entienden. No haces hueco entre la gente.
Sorda y ciega, ni te escucha ni te acepta.
Asustas y espantas con tu manto largo.

Bajo ese manto oscuro te conozco.
Tierna y suave. Susurrante.
Hieres dulcemente y abrazas mientras hieres.
Comprendes y amas cuando oprimes.

Tu indulgencia es luz y abrigo.
Entre la tiniebla que aprieta.
Entre el granizo que rodea.

Tu cara triste es la soga que salva y que sujeta.
Pero tu tristeza es soga también que constriñe y apresa.
Confesora y tirana.
Sombra y luz.
Estrella negra.

Inseparable amiga y compañera.

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domingo, 16 de marzo de 2008

Sin que sirva de precedente


Por una sola vez voy a reflexionar sobre la economía.
Sobre la globalización económica que nos trata a todos como títeres.
Resulta que por unos malos procederes de unos señores que juegan con dinero ajeno (sobre todo en Estados Unidos... ¡cómo no!), por el enriquecimiento desmesurado de otros que ponen ladrillos a precio de oro, porque alguien juega al Monopoly con el petróleo y otras materias primas... paga el pato todo el mundo.
Pero el pato no lo pagan quienes tienen sus billetes guardando sus espaldas, sino todos, especialmente los que no tienen nada y viven al día.
Suena a payasada que algunos jugando a casitas con dinero de verdad ocasionen una crisis que afecta al mundo entero.
Por muy curioso que sea, es triste que las crisis que ocasionan los ricos la paguen los pobres.

No quiero entrar en profundidades.
Pero me enrabieta que la globalización la pague quien no debe.
Si Wall Street tose, el mundo coge la gripe.
Si la Fed se pone triste, el mundo se angustia y se deprime.
Si a Bernanke le duele la cabeza, a los demás nos entra un tumor cerebral.
¿Acaso la globalización sirve para que el tercer mundo viva mejor?
¿Se ha industrializado?
¿Ha aumentado su calidad de vida?
¿Ha disminuido su tasa de tuberculosis o sida?
No lo veo.

Resulta que la economía estadounidense se va a pique porque ciertos banqueros eran demasiado alegres con el dinero ajeno.
Y a los demás nos entra el pánico.
Al parecer todo es una cadena.
Las hipotecas americanas son un fiasco y como por efecto dominó, después de una larga sucesión de consecuencias interrelacionadas, el pan y la leche que tú compras en la tienda suben.
Y resulta que porque otros señores se han enriquecido abusivamente con el ladrillo durante años, a través también de otra larga cadena de consecuencias relacionadas, el pan y la leche que tú compras también suben.
O sea, que da igual.... sea quien sea el delincuente... lo que está claro es que la culpa la tienen el pan y la leche, que tienen que subir por narices.
Y tú, que nunca has roto un plato, pagas. Ellos son ricos, y no pagan.
Hay que fastidiarse.

Volvemos a lo de siempre.
¿Dónde está la libertad individual?
¿Por qué aceptamos vivir como pájaros enjaulados siguiendo las normas que otros deciden para nosotros?
¿Por qué sufren las crisis quienes sólo quieren vivir en paz y son más sensatos que quienes las ocasionan?

No sigo porque los humos me salen por las orejas.

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domingo, 2 de marzo de 2008

Un juego


Sí, la vida es como un juego.
A pesar de que lo sé, día tras día lo recuerdo cuando veo a la gente a mi alrededor.
A pesar de que hablamos constantemente de la vida, machaconamente, sigo asombrándome al ver a las personas jugar a este juego.
Ya sé que me repito. Pero sólo me lo digo a mí mismo. Quizás no quiero olvidarlo.

Quiero escribirlo después de haber pasado un buen rato y haber conversado con una persona a la que aprecio, con más años que yo a la espalda, seguro que con más cabeza y más inteligencia, y también con más éxito en sus alforjas. Una persona con los pies en el suelo y las ideas claras.

Hablábamos de que no somos más que niños o muñecos jugando a las casitas, creyendo que tenemos por delante y en nuestras manos un mundo difícil y complejo, en el que somos protagonistas.
Y no sólo protagonistas, sino patronos y señores, amos y dueños, con supuestos bastones de mando que lo manejan y lo dominan. La política, la sociedad, la economía, el ámbito de trabajo, nuestro grupo de amigos, la familia...
Cuando empezamos a jugar con la vida, allá en nuestra adolescencia, vemos a lo lejos un castillo inmenso, del que soñamos ser propietarios en el futuro. Ese futuro que juzgamos tan grande, tan maravilloso... y sólo nuestro.
Después de unos cuantos años, nos vemos caminando por los pasillos del castillo, que seguimos soñando grandioso, orgullosos como señor feudal en sus posesiones y con sus vasallos, creídos de que manejamos los hilos de un mundo que no es en realidad sino la ínsula de Barataria.
Y finalmente, pasados ya demasiados años, con canas y arrugas, abrimos los ojos al juego, se nos despeja la mente... ¿y qué?... pues que ya es tarde. Era un castillo de naipes.
Ya no podemos volver a jugar con los ojos abiertos. Nos enfadamos y nos rebelamos contra nuestro cándido Sancho al vernos en el espejo.
Cuando nos damos cuenta de que ha sido un juego... ya ha terminado.
¿Por qué no vimos el juego antes?

Y sin embargo, y aunque parezca mentira, ha sido y no ha sido un juego... ¡qué extraño!
Hemos apostado inconscientes lo único que tenemos y lo único que somos.
Nosotros mismos, nuestra propia vida.
Y nuestra alma, que no juega, aunque a ratos lo parezca.
Hemos sido nosotros. Nosotros somos ella, y con ella nos vamos.
Nos vamos en la caja de las fichas, los dados y los naipes.

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sábado, 23 de febrero de 2008

Gracias


A quienes me hacen sonrojar “aunkemeduela”.

A quienes se hacen querer sin quererlo.


Mil gracias.

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domingo, 17 de febrero de 2008

Sequía


Sabemos, aunque a veces no lo recordamos por muy obvio que sea, que la senda de la vida sigue siempre su camino en ciclos, en idas y vueltas, en subidas y bajadas, en éxitos y fracasos.

Como el mar con sus olas, arriba y abajo, avanzando hacia su destino para morir en las rocas o descansar en la playa.

Así camina la Tierra y su naturaleza.
Así caminan los hombres que en ella habitan, sus sociedades, sus cuerpos y sus almas.
Y así camina el espíritu inquieto.

Épocas de abundancia y épocas de sequía.
Cuando todo mana a borbotones o cuando nada fluye... porque la madre tierra es fértil o porque está seca.

Sequía estéril, jirones y trizas de arena y polvo.
Porque se fue el agua. O porque se la llevaron.
Sequía de agua por los embalses muertos.

Pues aunque no lo creamos o tengamos empeño en no creerlo,
agazapados en la comodidad de un hueco tibio,
bebiendo las falsas gotas que inventamos para seguir viviendo...
Aunque la sequía que sufrimos sea hoy tan árida,
volverán las lluvias y las nieves,
volverán los ríos y las fuentes.
A pesar del pesimismo y a pesar del hombre, siempre vuelven.

Y volverá tu sonrisa, que es el mejor premio.

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domingo, 27 de enero de 2008

Tiempos de cambio


Tiempos de espíritu perdido.
Retiro del alma, miedo a multitud.
Miedo a los cambios ajenos.
Soledad del alma oscura.
Soledad sin cielo.

Tiempos de cambio y de huida.
Espíritu inquieto y enfermo.
Renuncia a búsqueda y a lucha.
Inicio de cero.

Quietud y vuelta hacia dentro.
Corazón vacío.

Nuevos y viejos conocidos tiempos de cambio,
que hacéis el refugio más grande y más triste.
Más recuerdos, menos sueños.
Lacónicos tiempos de cambio, como este pensamiento.
Como el mar desde la orilla, como el valle desde el cielo.
Soledad contra universo.

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domingo, 20 de enero de 2008

Marqueses de nacimiento


Esperamos mucho de los demás, ofrecemos poco.
Creemos que nacimos con un derecho universal e innato a ser servidos por los demás, a ser atendidos, respetados, e incluso admirados. A ser el centro de un círculo que nos rodea.
Por contra, creemos que los demás nacieron con una obligación universal e innata de servirnos y atendernos, de sufrir nuestros sufrimientos y aligerarlos, de vivir para ayudarnos y hacernos la vida agradable, de satisfacer nuestras necesidades y caprichos. De formar nuestro círculo.

Pensamos que nacimos marqueses, y los demás mayordomos.

Y en nuestro fuero interno, qué poco nos gusta aquél que no cumple sus deberes.
Que no está pendiente, que no adivina nuestros deseos y no los satisface, que no nos mira como debe.
Aquél que no nos adula, que no acepta nuestras decisiones con benevolencia, y no imagina nuestras necesidades más íntimas y escondidas.
Que no cumple su misión en la vida.

Cuánto cuesta encontrar al humilde.
No al humilde obligado o incapaz, falso humilde.
Me refiero a esa categoría de cualidad humana en hombres y mujeres, que llamo “humildad de nacimiento”, que se refleja en su cara, como refleja sus sentimientos y como refleja su inteligencia. Sí, su inteligencia.
Que nació con la certidumbre de que su vida es su batalla.
Que si otro le ayuda y le apoya, es su mérito, mérito del otro y no propio.
Y que si están con él y le buscan libremente es porque algo lo merece.

Es la gente que vive sin exigir, sin preguntar, sin presionar.
Que ofrece su ayuda sin que se le pida.
Que se retira sin más cuando no es bienvenido.
Que no guarda rencor si no es admitido.
Que entiende cuando no es entendido.

Es la gente que calla.
Que mira y hace más que habla.
Es la gente discreta que guarda su silencio.
Es la gente que, aún herida, respeta y entiende otros silencios.
Es la gente que distingue las pajas y las vigas.

Es la gente que quiero, la que merece la pena, la que me alegra por dentro cuando miro sus ojos limpios y brillantes, ojos como estrellas, la que me enriquece sin que lo sepa, la que guardo en el corazón más que en la cabeza.

Es la gente de la que intento aprender a salir de mi marquesado… mi propio marquesado de nacimiento.

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domingo, 13 de enero de 2008

No quiero


No quiero conformarme, ni quiero ser esclavo.
Ni perder todo.
Ni tener tiento.

No quiero las cadenas impuestas por los sabios.
Ni quiero cerrar puertas.
Ni días mortecinos por decreto.

No quiero la calma agazapada entre los muertos.
Ni ser la nada que te oprime.
Ni tener miedo.

No quiero la cabeza pesada que me ronda.
Ni el recuerdo ése.
Ni ser azote que pase por tu cuerpo.

Ni injusticia,
ni abandono,
ni desprecio.

No quiero ser alma de un soplo pasajero.
No quiero ser ceniza.
Ni quiero merecerlo.

Quiero ser un canto libre y vivo
que alcance con la mano nuestro cielo.

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miércoles, 9 de enero de 2008

Gracias por amarme


Extracto de la carta pública de una chica de 16 años a su novio.
Una chica que conozco y a la que aprecio mucho.

Una declaración amorosa... una oración de agradecimiento... una entrega del corazón... una proclamación de humildad... una confesión desinteresada... un testimonio de sentimiento.

Una lección de amor...

No consigo llegar a entender por qué cada minuto más que vivo escapa más deprisa.
¿Por qué las agujas de mi reloj se aceleran año a año?

Y la eterna pregunta que bucea en mi interior:
¿por qué el tiempo es tan relativo?
¿ por qué los minutos pueden convertirse en horas y los días en segundos?


¿Y por qué cada día contigo es más maravilloso?
¿Por qué soy tan afortunada?
Sólo puedo sentirme agradecida cada vez que me doy cuenta de que mis deseos casi sólo tratan la manutención de situaciones de mi vida actual.
Agradecida cada vez que me doy cuenta de que me quieres muchísimo, como yo a ti.
En estos últimos días has conseguido conmoverme más que nunca, y hacerme sentir aún más la mujer más especial del planeta.


Gracias por todas las palabras, por los "te quiero" susurrados al oído, por los besos en la frente cuando estuve enferma, por los abrazos cuando tengo frío.
Gracias por saber coger mi mano y con solo mirarme entender cómo me siento, por conocerme más cada día y seguir compartiendo conmigo tantos momentos maravillosos.
Gracias por los sueñecitos a mi lado, por las siestas con la cabeza en mi hombro, por todas las caricias.
Gracias por demostrarme lo que en el fondo sé, lo que siempre me has dicho, por tener lo que necesito siempre y en el momento justo.
Gracias por secar mis lágrimas, por aguantarme en los ratos tontos y por ser capaz de hacerme sonreír en cualquier circunstancia.
Gracias por llenar mi vida de amor e ilusión.

Muchísimas gracias por sacrificar tanto por mí, y por hacerme ver más que nunca lo importante que soy para ti, y las verdaderas cosas importantes.
No olvidaré ni el mínimo detalle ni palabra tuya de estas navidades.
No quiero que esto acabe nunca.


Gracias, mil gracias, por ser el mejor regalo que se le puede hacer a alguien.
Te quiero.

Tu niña.

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jueves, 3 de enero de 2008

"Pensar mucho"


No quiero dejar en el olvido un hecho que me ha sucedido recientemente.
Quiero releerlo de vez en cuando.

Hace unos días, en una de esas reuniones que en estas fechas abundan... cuando los amigos de siempre, desperdigados por esos mundos de Dios, volvemos a reunirnos como todos los años... una vez al año... siempre en Navidad, uno de ellos me sorprendió.
En la sobremesa, tomando un café todos juntos, y hablando de los recuerdos del colegio y de tantas otras cosas... me dice:

-"Tú es que siempre has pensado mucho... y por eso te disgustabas".
- "Yo siempre he decidido pensar poco, no dar vueltas a las cosas... lo que venga, venga... y olvidar pronto. Lo sigo haciendo ahora y no me disgusto. Suelo ser el último mono, sí, pero duermo tranquilo todas las noches".

Me quedé fuera de lugar. Esa confesión tan sincera me borró del mapa, me quedé callado y se me acabaron las palabras.
Nunca me llevé muy bien con él, lo sé.
Nunca pude conversar ni comentar nada interesante con él... pero no podía imaginar que él mismo se definiera así, y se sintiera orgulloso.

¿Qué es eso de "pensar mucho"?

Dice que él no ha tenido nunca éxito, que le han acusado siempre de conformista, que ha preferido asentir siempre y conformarse siempre, que ha preferido pensar poco.

Sigo sin entenderlo.
¿Cómo se hace para "pensar poco"?

No lo sé... no quiero decir la barbaridad que se me viene a la mente, porque es muy fea.
Y porque luego alguien me acusará de pensar mucho.
Bendito mundo de Dios... bendita fauna.

"Desventurado aquél que alberga desiertos" (Nietzsche)

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