Tanta vida, tantas cosas, tantos sucesos.
Tanta ceguera para no distinguir unos de otros,
ni el grano de la paja, ni las joyas de las miserias.
Joyas preciosas en una vida.
Algunas de ellas –elegidas- mundo y sustento.
Y la vida corre, y la vida llena, y las joyas crecen.
Y yo... un imbécil.
Corriendo detrás de fantasmas con los que tropiezo.
Aspirando y añorando lo que no tengo.
¿Y para qué lo quiero?
Harto estoy.
Menos mal, imbécil,
que la lucidez de vez en cuando vuelve a tu cabeza.
Hoy es un día de esos,
hoy voy a sacar brillo a quien lo tiene y a quien lo merece.
Hoy es un buen día,
hoy hace sol,
hoy es fiesta,
... estoy con ellos.
Y estoy más sano y más fuerte.
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